Creo que es un paseo ineludible, y seguramente memorable, por la
obra de quien considero el máximo exponente de la pintura chilena
tradicional. Una a una, las imágenes deleitan por la maestría del trazo sereno y
conmovedor, a no dudar obediente reflejo de una mirada cálida y hasta diría
benévola, pero no por eso menos penetrante y certera. Tal vez en los paisajes
esa mirada resulte un poco más distanciada y algo inclinada a la "representación", pero cuando aborda personajes y sus escenas,
especialmente con la figura femenina, es cuando el contacto se hace intenso y
el relato afectivo captura.
De cuño romántico, encontramos ecos de la
luz goyesca en "Escena en la playa"
Y a pesar de su manifiesto desapego
de las tendencias europeas de fines del siglo XIX, no podemos dejar de apreciar
destellos impresionistas en esta escena
Pero sin duda, los dos puntos de mayor
atracción de la muestra son la intimidad y la ternura de "El Pelusa"
y la sobria emoción, contenida y dramática, de "La carta de amor": una obra maestra.
y la sobria emoción, contenida y dramática, de "La carta de amor": una obra maestra.
En suma, una visita imperdible.
Gracias por el dato Ernesto. Fui y me acoplé a una visita guiada con la guía Manuela Flores que fue un estupendo aporte para después hacerle a la robusta exposición, un recorrido lento y paladeado.
ResponderEliminarExcelente este representante óptimo de la pintura chilena.