He tardado unos veinte días en "aterrizar" del viaje a México. Debe ser cierto lo que alguna vez dijo
García Márquez en cuanto a que, al viajar en avión, a destino llega el cuerpo pero el alma llega tres días más tarde. Bueno, a mí me tomó más...
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Almorzando con Antonio y Paola (y Paolito) en el Mercado de Guanajuato |
Gracias al afecto y el apoyo de nuestros queridos amigos Paola y Antonio (sin olvidar a Paolito), disfrutamos de un paseo memorable. Comenzando por las bellezas que ofrece el Distrito Federal (y alrededores):
Teotihuacán, el
Museo Nacional de Antropología, las excavaciones y museo del
Templo Mayor, la
casa de Frida Kahlo, el
Palacio Bellas Artes, la feria de Coyoacán, las callecitas de San Ángel. En realidad, este apretado listado es sólo una pequeña porción si tenemos en cuenta todo lo que no alcanzamos a ver.
Pero quizás el viaje encantado fue el recorrido en auto hacia el norte cercano, comenzando por
Querétaro, en donde además de disfrutar de la joya cultural que es la ciudad toda, tuvimos el placer de encontrarnos nuevamente con nuestros queridos Alfredo Montané y Teresa Vargas.
El viaje siguió hacia
Guanajuato, con su magia, sus callecitas, sus túneles y su extraordinario colorido. Y era ineludible la visita a
San Miguel de Allende, con un hotelito de cuento de hadas y en donde además pasamos Año Nuevo, festejando en la plaza con fuegos artificiales y baile. Un capítulo especial fue buscar los lugares dibujados hace más de treinta años. Y los encontramos, algo cambiados, claro, pero encontrados al fin.
El paso por
Dolores Hidalgo y
Capula, admirando las maravillosas artesanías, fue el preludio a la visita a esa otra joya que es
Morelia, con sus cuadras y cuadras de edificios coloniales en impecable estado.
Y la guinda del postre fue el viaje a
Tlalpujahua, a 2.700 metros de altura, para hacer estación ahí y partir al día siguiente a El Rosario, uno de los santuarios de las mariposas monarca, que vienen desde Canadá para hibernar. Subir y subir, hasta los 3.300 metros, y encontrarse con un bosque frío de proporciones alucinantes, ornamentado por enormes "racimos" de estas exóticas mariposas migrantes. Tuvimos poco sol y poco movimiento, pero de todos modos fue un paseo inolvidable. Creo que mejor que describirlo es compartir este video: